CREDO
1. La Biblia
Creemos que la Santa Biblia es la Palabra de Dios, escrita por hombres divinamente inspirados. Esta inspiración plenaria y verbal es limitada únicamente a los escritos originales. Es la única regla de fe y práctica y los hombres serán juzgados por ella.
2a. Ti. 3:16,17; 2a P.1:21; Ro.2:12; Jn. 12:47,48; Jn. 17:17; Ap. 22:18,19
2. El Dios Verdadero
Creemos que hay un Dios viviente y verdadero, hacedor y Juez Supremo del cielo y de la tierra. Él es un Espíritu Infinito, Santo, Omnipresente, Omnipotente, Omnisciente, Inmutable, Justo y merecedor de toda la honra, amor y adoración del universo.
En la existencia de la Unidad Divina (Jehová o Yavé): Padre, Hijo y Espíritu Santo; iguales en toda perfección, uno en ser y esencia,
pero desempeñando oficios distintos que se armonizan en la obra de la redención.
Mt. 28:18-20: Gn. 1:1; Hch. 4:24; Sal. 139:6-12; Ap. 19:6; Stg. 1:17
3. El Señor Jesús
Creemos que el Señor Jesús es el Mesías prometido al mundo, a través del pueblo judío y al mismo tiempo es el unigénito Hijo
de Dios. Siendo Dios, se hizo semejante a los hombres, habiendo sido concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen María.
Como hombre, exentó de pecado, cumplió y honró la ley por obediencia perfecta; fue crucificado y muerto por nuestros pecados, sepultado, descendió a los infiernos; resucitó al tercer día, ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre para interceder
por nosotros.
Jn. 20:30, 31; Dn. 9:24-27; Jn. 3:16-18; Mt.1:20; Heb. 4:15; Fil. 2:6-8; 1a. Cor. 15:3, 4; 1a. Ti. 2:5; 1a. P. 3:19, 20; Ef. 4:9
4. El Espíritu Santo
Creemos en la persona del Espíritu Santo que redarguye al mundo de pecado, de justicia y de juicio; regenera; mora en el corazón
de cada creyente, sella a los redimidos y llena de poder al cristiano para testificar de Cristo y darle gloria. Creemos que los dones del Espíritu son para la iglesia de todos los tiempos y, por lo tanto, son válidos el día de hoy; sin embargo, Satanás puede falsificar
algunos de estos dones para alejar a los redimidos del evangelio verdadero; por lo tanto es necesario pedir discernimiento del Señor
y probar a todo espíritu. Creemos que a los verdaderos creyentes se les identifica por el fruto del Espíritu y no por los dones,
por lo antes mencionado.
Jn. 16:8-14; Jn.3:5; 1a.Cor.3:16; Hch.1:8; Ef.4:30; Ef. 5:18; Jn. 14:15-18; Ro. 12:6-8; 1a.Cor. 12:1-11; 1a.Jn. 4:1-3.
5. La caída del hombre
Creemos que el hombre fue creado a la imagen de Dios y dotado con libre albedrío. Por la trasgresión voluntaria cayó de su estado perfecto y, por esta causa, todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza, sino por voluntad; desprovisto de la santidad
que la ley requiere y, por lo mismo, bajo la justa condenación.
Gn. 1:26; Gn.3:6,24; Ro. 3:23; Ro. 5:12; Ro. 6:23; Ro. 5:12; Ro. 6:23; Stg. 4:17; Ef. 2:3
6. El camino de la salvación
Creemos que la salvación de los pecadores es absolutamente gratuita, en virtud de la obra redentora del Hijo de Dios. Es por
gracia,por medio de la fe y no por medio de las obras buenas que el hombre pueda hacer. El único obstáculo para la salvación,
es elrechazar al Señor Jesucristo como el único Salvador.
Ef. 2:8, 9; Ro. 6:23; Jn.3:19; Ti.3:5; Is.53:6; Hch.4:12; Hc. 16:31.
7. Arrepentimiento y Fe
Creemos que después de estar profundamente convencidos de nuestra culpa, nuestro peligro e impotencia humana para escapar
del castigo del pecado, como también del único camino de salvación a través del Señor Jesucristo, nos volvemos hacia Dios
sinceramente contritos, confesándole a el nuestros pecados e implorando misericordia. El arrepentimiento es hacia a Dios y la
fe hacia nuestro Señor Jesucristo; estos son dos requisitos indispensables para obtener la salvación.
Pr.28:13; Jn.16:8; Hch.16:30,31; Sal. 32:5.
8. La regeneración
Creemos que la regeneración es un nacimiento nuevo por obra del Espíritu Santo en el corazón del hombre. La regeneración
es la respuesta Divina al problema de la muerte espiritual del hombre y su consecuente separación de Él.
Jn. 3:3,5; Gá. 5:16-23; 2a.Cor. 5:17; Ro.6:11-14.
9. La justificación
Creemos que la justificación es la respuesta Divina al problema de la culpabilidad del pecado. Esta gracia se recibe mediante la fe
en el Señor Jesucristo, no tomando ninguna justicia que el pecador hubiera hecho. Al ser justificado, el hombre es introducido a
un estado de paz y favor con Dios.
Hch. 13:39; Ro. 3:24, 25; Ro. 5:1, 8; Is.53:11; Ef.2:14, 15.
10. La santificación
Creemos que la santidad es un proceso mediante el cual se nos hace partícipe de la santidad de Dios. Es una separación del
pecado y un acercamiento al Dios Santo que principia con la justificación y es progresiva en su desarrollo. El Espíritu Santo la
efectúa en el corazón fiel y llega al estado de perfección en la purificación de los cuerpos, cuando Cristo venga por su iglesia.
Sal. 4:3; 1a.Tes. 4:3-7; Ro. 8:9-29; Fil.1:6; 1a.Cor.15:51-54; Fil.3:12-14.
11. Cuidado de la salvación por parte de los redimidos
Creemos que los regenerados, los nacidos del Espíritu deben de cuidar su salvación con temor y temblor, y permanecer en
dependencia de Cristo, para estar con Él por toda la eternidad.
Jn. 15; He.6:4-8; He.10:26-31
12. La resurrección
Creemos en la resurrección corporal de Cristo y su ascensión al cielo. También que, al final de los tiempos, cuando Cristo retorne
a este mundo, los justos resucitarán; esta es la primera resurrección. Después del reinado de Cristo por mil años (milenio), los
injustos e incrédulos resucitarán para recibir su sentencia y castigo; esta es la segunda resurrección.
Lc. 24:36; 1a. Tes. 4:13, 18; Hch. 1:9-11; 1a. Cor. 15:3-20; Jn. 5: 28,29; Ap. 20:11-15.
13. La segunda venida
Creemos en la segunda venida corporal premilenial de Cristo. Aunque no sabemos el día ni la hora de su venida, sabemos que
vendrá corporalmente, pues el mismo lo prometió. Seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor e el aire y
permaneceremos para siempre con El.
1a. Tes. 4:16,17; 2a. Tes.1:6-10; Jn. 14:1-4; Hch.1:11.
14. El tribunal de Cristo
Creemos que aunque los creyentes ya no están bajo la condenación del pecado, también tendrán que dar cuenta de su obra para
así recibir sus galardones.
1a. Cor. 3:11-15; 2a. Cor. 5:10
15. El juicio del Gran Trono Blanco
Al final del reino milenial de Cristo, los injustos e incrédulos resucitarán y comparecerán delante de Dios para ser juzgados.
Aquellos que no se hallen inscritos en el libro de la Vida, serán lanzados al lago de fuego y azufre, donde estarán para siempre.
Ap. 20:11-15; Ap. 21:8-27; Ap. 22:15
16. Satanás
Creemos que Satanás es un espíritu, padre de mentira, homicida desde el principio, y el gran engañador de todas las naciones;
su poder es limitado por la mano de Dios; fue derrotado en la cruz por el Señor Jesucristo, ya ha sido juzgado y condenado,
y será encadenado por espacio de mil años; después de este periodo se le dará su libertad por un corto tiempo y luego será
arrojado al lago de fuego y azufre, en donde permanecerá por toda la eternidad.
Job 1:6-12; Jn.8:44; Ef. 6:12-16; Ap. 20:2,7-10
17. La Nueva Jerusalén y el lago de fuego y azufre
Creemos que hay únicamente dos lugares en que los hombres han de estar al morir, por toda la eternidad. Los redimidos por la
sangre de Cristo, vivirán con El en un cielo nuevo y una tierra nueva, llamada la Nueva Jerusalén. Los perdidos estarán en el lago
de fuego y azufre, llamada la segunda muerte, en donde estarán también el diablo, sus ángeles, la bestia y el falso profeta.
El lago de fuego y azufre es una verdad enseñada por el Señor Jesucristo.
Mt. 18:8; Mt. 25:34; Ap.7:9-15; Ap. 14:10,11; Ap. 20:10; Ap. 21:1-7
18. Sanidad Interior
Entendemos la sanidad interior como parte del proceso de santificación que realiza el Espíritu Santo para resolver el rechazo,
lasheridas y los conflictos internos. Aun cuando el término no se menciona en la Biblia, se refiere fundamentalmente al perdón en
acción dentro de nuestra vida (aceptando el de Dios para nosotros; el de nosotros a nosotros mismos; y ofreciendo el nuestro a
los que nos han ofendido). La sanidad interior no borra los recuerdos. En sentido estricto, no se requiere la intervención de
ninguna persona ajena a la que está buscando esta sanidad; simplemente hay que perdonar toda ofensa que nos haya hecho
cualquier persona en cualquier tiempo. Sin embargo, no siempre estamos dispuestos a perdonar, o bien, no siempre estamos
conscientes de las causas que provocaron heridas o amargura en nuestra vida. En estos casos y, cuando está de por medio la
voluntad del hermano en cuestión, corresponde al pastor de la iglesia ayudarle en este proceso, por medio de la asesoría y la
oración. Como iglesia, la sanidad interior persigue como objetivos: el embellecimiento de la "novia de Cristo" y la unificación del
"cuerpo de Cristo".
Mt. 6:14, 15; Mr.11:25, 26; Sal.32:3, 4; Hch.8:23; Ef.4:31; He.12:15; Stg.5:16.
19. Liberación
Creemos que una parte del ministerio de los cristianos es expulsar demonios de las gentes que estén atribuladas con este mal,
en el nombre de Jesús. Sin embargo, rechazamos las ideas de que todas las personas están o han estado poseídas por el
demonio en algún momento de sus vidas, o que los creyentes espirituales deban someterse regularmente a este proceso.
Los seres humanos, creyentes o no, recibimos la influencia de tres esferas pervertidas: el mundo, el demonio y nuestra carne.
El ministro, con el don de discernimiento del Espíritu Santo, determinará la naturaleza del problema que aqueje a las personas
en cada caso y obrará en consecuencia.
Is. 58:6; Mr.16:17; Lc.4:18; Stg. 1:14, 15; 1a.Jn. 2:16.
20.-El Matrimonio
Creemos y celebramos únicamente el matrimonio heterosexual y monogamico, tal como fue instituido por Dios y ratificado por el Señor Jesucristo.
Gn. 1:27,28; 2:18-24; Mt. 19:4-6
21. Homosexualidad.
Creemos en la existencia de únicamente dos sexos en forma natural: Varón y Mujer, creemos que la homosexualidad es un acto vergonzoso en contra de la naturaleza y del próposito de Dios para la sexualidad humana.
Este pecado incapacita al ser humano para heredar la vida eterna prometida por Dios para aquellos que guardan su palabra.
Gn. 1:27; Lev. 18:22; Ro. 1:22-27; 1ª Cor. 6:9,10
.
22. Homosexuales.
No somos homofóbicos. Estamos siempre en la mejor disposición para ayudar a cualquier persona, hombre o mujer que hayan sufrido una pérdida o quebrantamiento de su identidad sexual, siempre y cuando ésta así lo desee y quiera acercarse a Dios y a Jesucristo con arrepentimiento y deseo de que su vida sea transformada, como la de cualquier otro pecador.
2ª Cor. 5:18-21; 1ª Cor. 6:11; Ro. 5:8; Jn. 3:16; Pro. 28:13
23. Israel
Amamos a la nación de Israel, porque son el olivo de huerto al cual fuimos injertados como Iglesia de Cristo. Intercedemos por ella en forma sistemática; visitamos las Tierras Bíblicas cada año; pero no estamos de acuerdo con el judaísmo y, por lo tanto, en insertar prácticas, ritos y doctrinas judaizantes dentro de los cultos o en la vida diaria de los creyentes.
Hch.15:28,29; Ga. 5:1; Mt. 22:36-40
24. Ministerio de la Mujer
Creemos que la mujer ha sido reposicionada por el Señor Jesucristo al estado original en el que fué creada y, por lo tanto, es apta para participar en cualquier ministerio de la iglesia. Se pide que la mujer que ministra esté sujeta a su esposo (si es casada); tenga buen testimonio dentro y fuera de la congregación; sea llena del Espíritu Santo y vista decorosamente.
Ga. 3:28; Ro. 16:1; 1a. Tim. 2:9-10; 1a. Tim. 3:7,11; Hch. 6:3; 1a. Pedro 3:1-5
O R D E N A N Z A S
Bautismo
Creemos que las Escrituras enseñan que el bautismo es el testimonio externo del cambio efectuado en el corazón de cada creyente;
es la inmersión en el agua del que ha puesto su fe en Cristo, ejecutado por un administrador idóneo, hecho en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo no salva ni es un compromiso serio con Dios; más bien, es la confirmación de que ya
hemos realizado previamente dicho compromiso y simboliza la sepultura y la resurrección de Cristo y del creyente. Este es un
requisito para gozar de los privilegios de la iglesia
Mt. 3:13-16; Mr.1:9; Hch.8:36-39; Ro. 6:3-5; Col. 2:12
La Cena del Señor
Creemos que la Cena del Señor es la segunda ordenanza del Señor Jesucristo en la que intervienen dos elementos que son
el pan sin levadura y el vino, fruto de la vid, que representan el cuerpo y la sangre de Cristo, respectivamente. Conmemora el
sufrimiento y la muerte de Cristo, hasta que El venga por segunda vez. Los participantes son todos aquellos que han aceptado
a Cristo como Salvador, han sido bautizados y sus vidas dan testimonio de ello.
Mt.26:26-30; 1a.Cor.11:20-34